viernes, 1 de junio de 2012

Cine: El Método

Cuando veo esas actividades extraescolares de los chavales de infantil, que “obligan” a ir a los papis para que el niño se sienta bien, orgulloso de su carrera,  es triste ver un método, que aunque bonito y humano, no es el real para la vida. Los chavales hacen una carrera en torno a una cancha y antes de llegar al final los profes los retienen para que lleguen todos juntos, en feliz armonía, sin perdedores. Todos con medallas. Así debiera ser en un mundo utópico, cooperación, sin envidias, sin egocentrismos, pero para la vida futura, la real,  se engaña a los chavales. La vida es más perra, mucho más desvirtuada de lo que se les enseña, y ¿para eso paga uno impuestos o actividades extaescolares? Yo pensaba que los inculcan poco a poco para la vida, pero así … todo tan bonito.

Foto: cartel de El Método (filmaffinity)

La película El Método (2005), nos dibuja el sistema para una supuesta selección de una persona para una empresa de alto nivel, no de peón, de alto ejecutivo (¿tipo Rato?). Toda la película transcurre a lo largo de un día en una habitación sin más actores que los 7 candidatos y una secretaria (Natalia Verbeke, papel discretillo pero fundamental hacia el final de la peli). Gracias a La 2 por emitirla en un horario y día que el resto de cadenas emitían basura. Puede parecer una peli pesada por lo comentado, pero para nada, ¡¡¡no pegue ni una cabezada!!! (ya raro en mí a estas horas), y lo mejor que además te lleva a reflexionar sobre lo jodido que es encontrar trabajo, ya no por las trabas de la empresa, si no por los posibles compañeros que puedas compartir, donde la solidaridad y el compañerismo brilla por su ausencia. La Ley de la selva versión urbanita; si en el fondo seguimos siendo animales. Sin ser una obra maestra como se suele decir, yo le daría un 8,5 de 10.
Esta película enseña lo contrario a lo que describí de un ideal colegio infantil. Y para hacer buen cine, y español, está claro que no hace falta gastarse una pasta, una simple habitación, 7 ordenadores y unos actores buenos, ya ni digo famosos, al menos buenos. En este caso: Carmelo Gómez, el hombre bueno, responsable, con ideales, con espíritu de líder, … y así pasando por Eduard Fernández, quizás el menos conocido y el que más me gusto (el macho ibérico, profesional maduro, frío y agresivo, zorreras, pero falto en idiomas), Ernesto Alterio, el cínico, pero indeciso en momentos clave; Pablo Echarri, el inmigrante argentino, atractivo, con labia, manipulador, con aire falsete; y Eduardo Noriega, el joven yupi, pijo, con aire de sabelotodo, guaperas, falso y faltón con clase, aunque su careto no transmite las sensaciones o  emociones como Carmelo o Eduard.
De las féminas, el papel de la Ozores me supo a poco, la ejecutiva madura, cambiachaquetas según circunstancia, y la joven hermosa (un decir, yo hubiese escogido a otra) que representa esta Najwa Nimri para mí desconocida, estilosa, con tragaderas a pesar de su fachada segura, pero con esa falta de madurez que hace que aflore su sentimiento femenino en un mundo de machos, quizás la que menos me gustó.
Las pruebas para eliminación son geniales, empezando por plantear que pudiera existir un topo, pero en general está claro que los personajes sinceros, buenos, en este mundillo no duran lo que una inspiración, y al final sobrevive el cínico, el falso, el tramposo, el egoísta (en principio). Parece que es lo que le gusta a las empresas para hacerse en el mercado, este tipo de gente, que pise o mate a quien sea en beneficio de la empresa. ¡¡Coño!!!, Rato debió de verla. Una película muy recomendable en estos tiempos, da que pensar … y aprender para futuras entrevistas. Una alternativa más.

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